¿Sería la especie humana capaz de colonizar un nuevo planeta?
Obviemos las dificultades de encontrarlo y llegar hasta él. Quizá esa
fuese la parte más fácil. ¿Podríamos conquistarlo? ¿Podría un puñado de
personas, los primeros colonos, convivir en un hábitat cerrado y
hermético, trabajando juntos para sobrevivir y prosperar?
Son
preguntas para las que la exploración espacial, antes o después,
necesitará respuestas y llegado el momento, cuanto más sepamos, mejor.
"Motivados por la misión espacial Apolo, los creadores de Biosfera
2 pensaron que si ya habíamos llegado a la Luna, el siguiente paso sería
vivir en la Luna, o en Marte, o en otro cuerpo de Sistema Solar. Así
que trataron de desarrollar la tecnología para hacerlo posible", explica Matt Adamson, director de educación Biosfera 2, en la Universidad de Arizona.
En
medio de Arizona, al pie de las montañas de Santa Catalina y ocupando
más de una hectárea de superficie, se levantó a finales de los 80 un
inmendo edificio parecido a un invernadero. Se trataba de una estructura
hermética construida en acero y cristal en el que se introdujeron
algunos de los ecosistemas más representativos de la Tierra: una selva,
un océano, un desierto, un manglar, una sabana... Además de 2.500 metros
de tierras cultivables y dependencias para la vida humana, como
dormitorios y oficinas.